lunes, 5 de mayo de 2014

El franquismo en Canarias. Actas del Encuentro de Historia sobre el franquismo en Canarias






Durante la semana del 22 al 26 de abril de 2013 se celebró en La Laguna (Tenerife) el «Encuentro de Historia sobre el franquismo en Canarias», dirigido por Miguel Ángel Cabrera y coordinado por Aarón León Álvarez. El Departamento de Historia y la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna y el Instituto de Estudios Canarios (IECan) fueron las instituciones que colaboraron en su organización.
Este libro, que de manera genérica lleva por título El franquismo en Canarias, recoge las comunicaciones presentadas en el Encuentro y contiene el resultado final de los debates e intervenciones que tuvieron lugar durante sus cinco sesiones. Como ya sucediera en abril de 2011 con el «Encuentro de Historia sobre la Segunda República en Canarias», se trató de establecer un marco común de encuentro y diálogo entre los historiadores canarios en torno período/tema histórico definido previamente: el franquismo.
Participó una veintena de especialistas, fundamentalmente historiadores, también economistas, un geógrafo y un historiador del Arte. Las diferentes perspectivas y los temas abordados permitieron analizar el desarrollo de cuarenta años de dictadura en Canarias y los efectos de las decisiones políticas del régimen en los distintos ámbitos de la vida insular. Ello se tradujo en el tratamiento de temas como la formación de los grupos dirigentes insulares, las políticas económicas que caracterizaron toda la etapa, los intereses internacionales sobre el Archipiélago, la continuidad en las políticas represivas del régimen, la organización de las fuerzas opositoras y la reaparición del nacionalismo canario, así como los cambios que se produjeron en la última etapa del régimen, especialmente con los Planes de Desarrollo o los efectos políticos y sociales que se apreciaron en algunas islas, como La Palma o El Hierro. En esencia, permitió obtener una visión global del período y del régimen franquista propiamente dicho.
Todas sus intervenciones están recogidas en este libro, que se enriquece enormemente con la transcripción de los debates que tuvieron lugar durante esa semana. Su lectura permitirá a los lectores acercarse al intercambio de opiniones y explicaciones que se dio entre el público asistente y los historiadores que participaron en dicho Encuentro. Además, se incorpora un estudio y una detalla recopilación bibliográfica sobre el franquismo en Canarias.
La publicación de este trabajo responde, pues, al interés por condensar en un volumen las aportaciones sobre una etapa de la que, contrariamente a lo que se pueda pensar, el desconocimiento en Canarias es alto, a pesar de la existencia de investigaciones, que especialmente en los últimos años, están poniendo sobre la mesa las políticas desarrolladas por la dictadura. Esta ausencia de estudios es evidente si comparamos las publicaciones referidas al período franquista con aquellas otras que se centran en la dictadura propiamente dicha, tal y como se podrá observar en el estudio introductorio a la bibliografía que se encuentra en la parte final de este libro. Se aprecian demasiados vacíos para un período del que tanto se escribe y se habla habitualmente, ya sea en los medios de comunicación o incluso en los debates políticos actuales, pero al que precisamente los historiadores canarios no hemos sabido extraerle –al menos hasta el momento– toda su riqueza. Falta generar las suficientes y precisas preguntas y respuestas como para explicar sus orígenes, desarrollo y posterior desaparición (o transición a un régimen democrático). 
Con esa situación de fondo, el objetivo inicial que motivó la organización de este Encuentro fue potenciar la investigación, el análisis y el debate sobre lo que sucedió en Canarias durante esas cuatro décadas. Para ello fue necesario proponer unas pautas previas de participación, principalmente cronológicas, puesto que se primó el conocer más detalles sobre el período franquista entre 1939 y 1975. Esto se debió a la atracción mayoritaria que hasta el momento habían tenido los historiadores canarios por los períodos de la Segunda República y la Guerra Civil; y que ha supuesto, entre otras cosas, que las décadas siguientes a ambas etapas adolezcan de profundidad en las investigaciones. El cambio de régimen político tras la muerte de Franco y el interés por saber qué pasó con anterioridad al franquismo, y en buena medida el silencio reinante sobre los intensos años 30 durante tanto tiempo, así como las formas de hacer historia en aquellos años, tuvieron mucho que ver en el interés por saber qué pasó durante la etapa de mayor movilización social y política: la Segunda República española. Los obreros movilizados durante el quinquenio republicano, primero, convertidos en resistentes, represaliados y opositores al régimen después del 18 de julio de 1936, han copado las investigaciones de una parte importante de la historiografía canaria.
En la tercera sesión del Encuentro (miércoles 24 de abril de 2013), tras un largo e intenso debate sobre la radicalización de las derechas durante la Segunda República, en el que entre otros participaron algunos de los principales conocedores del período y del tema, como Agustín Millares, Miguel Ángel Cabrera o Ramiro Rivas, se puso en evidencia la intensidad con la que se ha trabajado el período republicano a la vez que la escasa investigación referente a la dictadura franquista. Es cierto que si no entendemos la intensidad y complejidad del quinquenio republicano no seremos capaces de explicar el por qué del 18 de julio, pero está claro, también, que si no investigamos el franquismo no avanzaremos en el conocimiento más allá de esa fecha. Aunque su esencia reside en su "fecha fundacional", el desarrollo y cambios que se viven en las décadas posteriores determinan la naturaleza y la composición del franquismo y nos permitirán saber, por ejemplo, si las elites políticas de etapas anteriores continuaron controlando el poder o, por el contrario, eso no impidió que se produjera la incorporación de nuevos políticos a los gobiernos locales e insulares. 
La atracción por la movilización ciudadana, organización social, debate político, etc. de la Segunda República es comprensible pero no puede suponer un freno para que profundicemos en el análisis y explicación de la etapa siguiente. Tratar de buscar respuestas sobre cómo o por qué desaparecen esos elementos –o al menos, no continúan de la misma manera– es válido, pero no suficiente. Es necesario que se analicen los aspectos que caracterizan y definen a la dictadura, y no tanto tratar de buscar en ella simplemente las respuestas que expliquen el final de la etapa republicana o las continuidades de la violencia al finalizar la Guerra Civil. Es inevitable entender que la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo tienen en común muchos elementos y que los entrelazan inevitablemente, pero cada uno, a su vez, presenta una serie de especificidades y componentes que, aunque deriven de la etapa anterior, les dan sentido y les aportan unas características propias e invariables.
No obstante, es cierto que con el paso del tiempo el centro de atención ha ido cambiando al amparo de cambios historiográficos y de nuevas perspectivas de estudio, que nos llevan a plantearnos no solo quiénes lucharon contra la dictadura y cómo sufrieron las consecuencias de todo el proceso sino también, y especialmente, quién gobernó, cómo lo hizo y qué supuso para la sociedad. Si no lo hacemos de esta manera no solo no comprenderemos la dictadura en sí sino tampoco su opuesto: el antifranquismo. No se trata únicamente de rescatar testimonios para ponerlos en valor, para resaltar su lucha contra la dictadura. Su acción debe estar conectada con la sociedad de la época y con el entorno hostil en el que se desarrolló, tanto para valorar su impacto como su persecución. La necesidad de estudios históricos sobre el franquismo reside precisamente en arrojar luz sobre ese pasado reciente, con el fin de ofrecer explicaciones e investigaciones que nos expliquen el por qué. Todo ello, entendido como una unidad, debe aportar explicaciones históricas y debería motivar nuevas investigaciones. En caso contrario, reducimos considerablemente la posibilidad de respuesta y entendimiento, se simplifica en exceso el proceso histórico y se desvirtúa lo que supuso esa dictadura durante cuarenta años en el Estado español.
Con todo, debe quedar claro que no supone renunciar a conocer los márgenes que existieron más allá de la oficialidad de la dictadura, ni mucho menos. No se trata tampoco de reducir el carácter dictatorial, antidemocrático y violento del franquismo. Si quiera se trata de un cambio de hacer historia que gire hacia las instituciones, a la descripción de las acciones de gobierno, los cambios políticos, etc. Me refiero a la importancia de estudiar el período en sí, de analizar críticamente las fuentes y aportar explicaciones e investigaciones que nos ayuden a entender el franquismo. Que nos permitan saber qué pasó después del golpe de Estado, es decir, quién se posicionó a favor de los sublevados –a su vez, como trata de analizar Agustín Millares en el trabajo que se incluye en este volumen, cómo y cuándo se produjo la radicalización de las derechas en la República–; cómo se articuló la acción de gobierno –si supuso cambios–; qué importancia tuvo un partido al que tradicionalmente se le considera débil pero que mantuvo su presencia en el régimen durante toda su existencia; qué consiguieron las organizaciones femenina y juvenil del partido y cómo se relacionaron con la sociedad canaria; en qué medida las políticas franquistas fueron responsables del hambre y la miseria de la inmediata posguerra o, por el contrario, hasta qué punto determinó la evolución económica a partir de los Planes de Estabilización; qué implicó la dictadura para una sociedad que venía de una etapa de movilización y participación política como fue la republicana; cómo cambió el modelo educativo y cuál fue su impacto real a lo largo de las cuatro décadas del franquismo; cómo afectó la represión una vez que se superaron los límites cronológicos de la Guerra Civil y cómo se mantuvo o se ejecutó en las diferentes etapas que definen al régimen; cómo se organizó a los obreros en los sindicatos verticales y por qué surgió o cómo se estructuró la resistencia antifranquista; qué significado tiene la propaganda oficial y la colaboración activa de la Iglesia católica en el discurso y acción franquista, y así un largo etcétera de preguntas.
No podemos dilatar más en el tiempo ciertas preguntas, aunque puedan contener respuestas inesperadas, o que nos pueden provocar contradicciones o hasta resultarnos inexplicables a priori. Conocer qué fue el franquismo, su naturaleza, su funcionamiento e implantación, su estructura institucional, política, económica, social y cultural resulta fundamental. En definitiva, es momento de acercarse al estudio del franquismo y valorar su esencia e importancia en el siglo XX en Canarias, porque en él residen las paradojas y razones que explican los cambios y evoluciones de ese siglo, tanto como destino final de una crisis política-institucional y de fuerte movilización social, pero también como punto de arranque de una nueva etapa y que, en buena medida, nos ayudará a entender el proceso de transición a la democracia tras la muerte de Franco. En esas décadas centrales del siglo pasado se concentra buena parte de la complejidad histórica canaria, heredera del caciquismo, la hegemonía política de los grupos de poder, el autoritarismo, la ausencia de participación política de la sociedad, una estructura económica dependiente y tantas veces debilitada por factores externos, etc.
El franquismo es un período histórico que terminó, que tuvo continuidades en el período de la transición democrática –incluso, que perviven hoy día–, pero que al fin y al cabo finalizó en un momento dado. Las herencias de ese pasado en el presente existen, es cierto, pero ya llevamos casi tantos años de democracia como de dictadura. Demasiado tiempo como para seguir haciéndonos las mismas preguntas y dándonos las mismas respuestas. Quizás, sea momento de dar un paso hacia adelante y, en el caso de Canarias, teniendo en cuenta las carencias existentes, tratar de comprender qué significó el franquismo en todas sus vertientes. Fue un régimen violento y represor, que mantuvo vigente la división de la sociedad con un discurso guerracivilista que sobrevivió a cualquier cambio que se dio en la dictadura. Pero eso no debe impedirnos tratar otros aspectos relacionados con las instituciones, con las decisiones políticas, la vida dentro del régimen, etc. En ese intento por avanzar en el conocimiento del franquismo reside la importancia de este libro y, por ende, de la celebración del Encuentro. Buscamos aportar explicaciones históricas, proponer debates y generar interés por ese período, que se amplíen las líneas de investigación y, en la media de lo posible, con toda la humildad posible, contribuir a fortalecer y a consolidar una historiografía canaria sobre la dictadura.
Teniendo en cuenta esta situación de fondo, las aportaciones que se dieron durante las sesiones del Encuentro han permitido delimitar, de alguna manera, ciertos temas sobre los que ya tenemos una serie de conclusiones bien construidas. Solo plantearé una serie de conclusiones muy generales, dado que en el estudio introductorio a la bibliografía ya definimos algunos de los problemas y virtudes de nuestra historiografía.
En primer lugar, la importancia del período republicano y de la Guerra Civil para entender los procesos de radicalización y de fascistización durante esos años y cómo repercuten en la formación de las clases dirigentes canarias del franquismo. No quiere decir eso que se trate de grupos de poder monolíticos ni que no existan luchas internar por el poder. Futuras investigaciones deben arrojar luz sobre estas cuestiones.
En segundo lugar, el papel de esos grupos de poder a la hora de intervenir en la economía canaria, su capacidad para sobrevivir en la etapa del Mando Económico y conquistar, décadas más tarde, el Régimen Económico y Fiscal (REF), su tan anhelada vuelta al sistema de Puertos Francos. Al mismo tiempo, como la sociedad canaria pasa de una situación de extrema pobreza y de hambre a otra de crecimiento, aunque sin afectar por igual a todos los sectores sociales. Eso sí, la historia de la sociedad canaria durante el franquismo es uno de los grandes temas por hacer.
En tercer lugar, la pervivencia del carácter violento de la dictadura franquista durante toda su existencia. Estuvo presente en todos los ámbitos posibles: en la vida cotidiana, en el mundo laboral, en las relaciones sociales, etc. Maestros, mujeres, antiguos militantes de izquierda o incluso evadidos y deportados republicanos canarios son ejemplos representativos de esa situación.
En cuatro lugar, la ruptura que se va a producir en el seno del antifranquismo. A pesar de la continuidad de representantes de los partidos republicanos y de izquierdas al salir de la cárcel en los primeros momentos del franquismo, progresivamente se va a producir un cambio con la aparición de nuevos representantes y líderes opositores. Nacen en la dictadura y dentro de ella se desenvuelven, operan con nuevos conceptos y han crecido bajo el mando del Caudillo.
En líneas generales, se puede decir que se trata de cuatro ideas clave y que marcan el desarrollo de la dictadura en Canarias. Probablemente, no se trate de nada nuevo si lo comparamos con otras regiones del Estado, ni siquiera para quienes tengan algún conocimiento previo sobre el período en las islas. Existe una notable ausencia de investigaciones que nos permitan todavía hoy aportar las conclusiones que definen al franquismo en Canarias. El esfuerzo que realizamos para organizar el Encuentro y publicar este trabajo está en relación con ello: la necesidad de investigar el franquismo. Quede claro que, a pesar de lo expuesto y dicho hasta el momento, no se trata de restarle importancia a las aportaciones de autores como José Alcaraz Abellán, Fernando Carnero Lorenzo, Juan José Díaz Benítez, Ricardo A. Guerra Palmero, Juan Sebastián Nuez Yánez, José Ángel Rodríguez o Julio A. Yanes Mesa, entre otros. Al contrario, sus aportaciones son la base sobre la que se ha venido trabajando y han contribuido a dar pasos para entender el franquismo y su funcionamiento en diversas áreas. De lo que se trata, pues, es de construir sobre una base sólida unas explicaciones que nos aporten conocimiento y claridad sobre el período.
En este marco y con todo lo dicho hasta el momento, este libro tiene por objetivo ser una herramienta de consulta sobre la etapa franquista, con la intención de reunir en un único volumen las aportaciones de los principales especialistas sobre el período que tenemos en Canarias. La diversidad temática es evidente, pero más que como un elemento negativo, debemos valorarlo como una característica a valorar que nos permitirá conocer el franquismo desde diferentes perspectivas, no solo metodológicas sino también temáticas. Además, se debe tener en cuenta lo dicho hasta ahora, así como las conclusiones que podrán encontrar en el capítulo dedicado al estudio bibliográfico sobre el franquismo en Canarias. Todo ello hace que este esfuerzo colectivo busque conseguir que investigadores, profesores, estudiantes y público en general puedan disponer de una obra de consulta que les acerque a este período histórico de manera crítica y mostrando su complejidad. Una alternativa a otros foros no especializados que también han abordado el pasado reciente y que, en los últimos años, han tomado ventaja a los profesionales de la Historia en el campo editorial y de los medios de comunicación.
Respecto a la estructura del libro he de decir que, aparte de los textos de los especialistas canarios, tenemos la fortuna de contar con la colaboración de cuatro especialistas en la materia para todo el Estado español: Inmaculada Blasco Herranz, Antonio Canales Serrano, Francisco Cobo Romero y Julián Sanz Hoya. Sus trabajos conforman la primera parte de la obra y nos ofrecen un marco histórico e historiográfico sobre el franquismo en distintas vertientes: el género, los apoyos sociales, la educación y los poderes locales. Nos ayudan no solo a contextualizar el período sino también a actualizar nuestros conocimientos sobre esos temas y a conseguir, incluso, llenar el vacío historiográfico canario al respecto de algunas de las cuestiones que ellos tratan.
La segunda parte del libro está conformada por los trabajos presentados por los especialistas canarios. La organización de sus textos responde a una cuestión temática y cronológica, con el fin de ofrecer una explicación continua y que pueda permitir a los lectores conocer qué sucedió durante esas décadas. La política a escala regional, insular y local, la economía, el contexto internacional, la violencia de la dictadura y la oposición antifranquista son los ejes principales sobre los que pivota la obra y que centraron las intervenciones de los especialistas durante el Encuentro. Respetando en la medida de lo posible esas temáticas generales es como se ha tratado de organizar y ordenar su presentación. En todo caso, el origen del libro, en tanto que contribuciones individuales de cada autor, permitirá también la consulta individualizada de los trabajos sin seguir un esquema previamente definido. Sea como fuere, y como ya se explicó para el libro La Segunda República en Canarias, la vocación es ofrecer una visión de conjunto, del Archipiélago y no de las provincias o de las islas. Se trata, en definitiva, de que los trabajos que se publican en este volumen permitan obtener una visión general del franquismo en Canarias, más allá de las aportaciones locales o insulares de cada texto.
En la tercera parte del libro se integran el estudio introductorio sobre la historiografía canaria del franquismo junto al exhaustivo trabajo de recopilación bibliográfica sobre este período. Además, los lectores tienen la oportunidad de leer una selección de las intervenciones más destacadas que se dieron en los debates que tuvieron lugar al finalizar las cinco sesiones del Encuentro. Quisiera destacar especialmente estos debates, al menos, por dos razones. Por un lado, por la importancia de ver entre los asistentes a personas de distintas generaciones que mostraban actitudes diferentes sobre el pasado reciente, sobre todo a la hora de hacer las preguntas o de aportar testimonios y vivencias personales. Si unos no podían evitar su sorpresa e incluso por momentos su enfado cuando se hablaba de apoyos al franquismo o de desarrollo económico durante el mismo, los otros preguntaban sobre un pasado que no habían vivido, sin probablemente conocer a muchas de las figuras sobre las que allí se hablaron, como Matías Vega Guerra, José Miguel Galván Bello, Leopoldo Matos, Andrés de Arroyo, entre otros. Por otro lado, quedó constancia de la necesidad que tenemos los historiadores canarios de dialogar y sobre todo de debatir; de encontrarnos y superar las barreras universitarias e insulares. En este caso, lo verdaderamente importante fue verles contraponer ideas, situaciones específicas de las islas o las provincias, analizar los efectos de las relaciones insulares, discutir sobre el por qué de lo que sucedió, introducir debates historiográficos, etc. En definitiva, debatir, enfrentar posturas, hacer preguntas, transmitir, comunicar, pensar, reflexionar y hablar sobre Historia y como historiadores. Todo ello queda plasmado, como digo, en la tercera parte de este libro.



   

Texto extraído de la introducción de León Álvarez, A. (coord.) 2013: El franquismo en Canarias. Actas del Encuentro de Historia sobre el franquismo en Canarias. Santa Cruz de Tenerife, Instituto de Estudios Canarios - LeCanarien Ediciones, 676 pp.






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